Como decía Jordi Costa en su crítica de El increíble Hulk de hace unas semanas en El País, debe ser el primer caso en que una segunda parte de un film se hace en contra de la película original. Es sabido que a Stan Lee y sus cuates, cada vez más volcados en el negocio cinematográfico y menos en el de los cómics, no les gusto nada la versión que de La Masa hizo Ang Lee hace unos años, y su respuesta ha sido fulminante. Destituciones masivas y cambio de tendencia. El taiwanés hizo una rara película de superhéroes donde llevaba la trama a su terreno, el de las relaciones familiares y el lirismo de los amores bizarros. Había veces en que parecía una nueva versión de La bella y la bestia. Lo peor es que la taquilla no respondió y Lee (Stan) ha demostrado ser un duro productor.
Quería más acción y menos lirismo. Para ello ficho como nuevo director a Louis Leterrier, uno de estos jóvenes cineastas galos obsesionados con imitar a los modelos americanos, como demostró en Danny the Dog y Transporter 2. El resultado es menos poesía y más acción. Pero lo curioso es que el modelo Lee (Ang) ha sobrevivido a tanto cambio y se trasluce en la relación entre Banner-Hulk con su amada Betty Ross, que ahora se parece a King Kong tomando a su chica y llevándola a una gruta –en pleno Nueva York- bajo la lluvia. A pesar de todo la Marvel se ha dado cuenta que su personaje es más que una masa verde que da tortazos. Pero Leterrier no es el cineasta adecuado para reforzar estos puntos y va rápido para lo que le han contratado, la acción pura y dura. Y aquí la película cojea.
Es curioso que el proyecto Hulk se esté cobrando víctimas a gran velocidad. A los depurados del primer film habrá que añadir al protagonista del segundo Edward Norton, que quería un film a lo Lee (Ang). Pero Lee (Stan) destrozó sus sugerencias y reforzó la parte de los puños, lo que ha llevado al actor a negarse a hacer promoción, con lo que probablemente si hay tercer Hulk tendrá otros rasgos. Aquí La Masa se enfrenta a La Abominación, un militar de fuerzas especiales (pero con el detalle de haber nacido ruso) que quiere probar el poder de ser un superhéroe transformado. Lo que no resulta creíble es que le de vida Tim Roth, actor estupendo para papeles inquietantes pero demasiado escuchimizado y mayor para ser creíble como un combatiente de elite. Hay una idea interesante que se pierde, como es que este militar quiere desdoblarse en alguien más poderoso precisamente porqué se siente viejo, pero no se explota. Y también hay algunas carajadas de estas que le gustan tanto a los guiones modernos de Hollywood y que dañan la credibilidad del conjunto. El increíble Hulk es una película entretenida a ratos pero que se deja llevar por demasiados estilemas del cine actual, como peleas alargadísimas y a veces confusas. Pero hay Marvel para rato, pues así como tras los créditos de Iron Man había una sorpresita en El increíble Hulk hay otra, aunque esta vez no hay que quedarse hasta el final del todo para verla. Algo que indica que tras los proyectados filmes sobre Thor y El Capitán América, el proyecto Vengador se acerca.
Hay que agradecerle a Antena 3 esa costumbre suya de subirse al carro publicitario de las grandes producciones de Hollywood para colarnos películas antiguas. Gracias a lo cual el otro día pude ver por fin el Hulk de Ang Lee, aunque no en su totalidad porque me quedé dormido. No es extraño que la taquilla fallara porque se mueve en una tierra de nadie, sin decantarse abiertamente por el espectáculo pero apostando al mismo tiempo mucho en las escenas de animatrónica. Ni chicha ni limoná. Y que el guión resultara poco creible pienso que es inevitable en una película sobre superhéroes verdes.
De todos modos, Herr Professor, se notaba que Lee (Ang) estaba más cómodo en las escenas líticas que en las de acción, justo lo contrario de lo que ocurre en la secuela.
Ang Lee, Stan Lee y luego dirán que se lee poco…
(instantes de silencio y abucheo general)