Un poco de chocolate no hace justicia a su nombre, pues es mucho el dulce que da al espectador. Es un film donde los buenos sentimientos acaban empalagando. Habla del pintoresco grupo que acaban formando una panda de desclasados: dos hermanos ancianos, uno de ellos con alzeihmer, y dos jóvenes, un okupa que se mete en la casa de los anteriores y una auxiliar de clínica que anda enamorado del chico aunque no se atreve a decírselo.
El film tiene muchos problemas, pero el más grave de ellos es que está construido en torno a su protagonista masculino, Héctor Alterio. Él lo focaliza todo y vemos la historia a través de sus enfermos ojos. El alzeihmer le lleva a un cóctel indigesto donde mezcla la realidad y la ficción, sus deseos y sus recuerdos, un mundo a su medida, tierno y amable. Esta preponderancia del gran actor argentino daña la estructura, pues los demás actores de la cinta –la no menos grande Julieta Serrano, Daniel Brühl y Bárbara Goenaga- son meros sparrings de Alterio. Su labor prácticamente se limita a sentarse junto a él y escuchar sus monólogos. Y no es que el protagonista lo haga mal, pues da una interpretación a su nivel, pero es cansino y erróneo.
Además, la narración es espesa y se queda sin nada que contar a la media hora de película. Resulta increíble que la chica encarnada por Goenaga se porte como una quinceañera en su enamoramiento de Brühl, así como la limpieza de su relación, que parece digna de Verano azul. Definitivamente, Un poco de chocolate no va a complicarse mucho con las oscuridades de la vida. A esto se añade una dirección tosca y tenemos la definitiva constatación de que el cine es como la vida: un empedrado de buenas intenciones no hacen una buena película necesariamente.
Alcancero vaya repaso le has dado a La Fura!!jejeje Estoy de acuerdo con que los personajes eran un poco «estereotópicos», pero hay que reconocer que el montaje es un espectáculo y que uno se lo pasa muy bien en el teatro, que es de lo que se trata. o no? un saludo
Estimado Enderwiggin, habla usted de una de mis personalidades paralelas. Para que los lectores sepan de que estamos hablando aquí está el siguiente link:
http://www.diariodecadiz.es/article/ocio/131541/ruido/sin/furia.html
Y me reafirmo en que sí, espectacular era, pero tenía la misma chicha y el mismo interés que el show de un parque temático.
jajajajaja qué dureza, por dios
General Ender, estoy de acuerdo con el Alcancero. Para mi gusto, no se puede comparar la inteligencia de gupos como Els Joglars (sí, sé que es distinto, mi General, pero era por poner juntos dos grupos originalmente catalanes) con lo de la Fura. Nunca he entendido eso de «la belleza de lo feo» (potente oxímoron), y los espectáculos de La Fura me parecen feos. Es cierto que marcaron una época con la inauguración de los JJOO de Barcelona, pero eso fue un encargo. Cuando hacen lo que quieren estrictamente, suelen hacer mucha caca. A veces, literalmente.
Jugar al choque está bien donde la gente no está acostumbrada a ello (véase Bukowsky). Pero acá, desde Quevedo, ya no nos escandaliza nada (es decir, desde hace trescientos cincuenta años, a grosso modo). No me parece arte atar a una tipa en pelotas en una mesa de disección y echarle por encima un montón de tripas de cerdo. Llámenlo de otra manera.
Un saludo (marcial), mi General.