Hawks revisitado

noviembre 24, 2008

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Al Western lo han dado por muerto, pero de vez en cuando da sus buenos coletazos. El éxito critico y en los Oscars de la magistral Sin perdón lo resucitó algún tiempo, pero volvió a dormitar tras una serie de filmes mediocres que no supieron explotar el caballo que Eastwood hizo de nuevo galopar. Pero por alguna razón que se nos escapa, este declinante 2008 ha visto cómo el género de los vaqueros ha dado tres filmes bastante estimables. Enfrentados recuperaba las historias de venganza. La sorprendente El tren de las 3:10 actualizaba el clásico de Delmer Daves desde una perspectiva contemporánea. Y ahora llega Appaloosa, dirigida y protagonizada por Ed Harris. Por desgracia, las tres han fracasado estrepitosamente en taquilla, con lo que los pistoleros y demás parece que se enfrentan a otro período de hibernación.

 

            Ed Harris, un magnífico actor demasiado constreñido a secundarios, también es un ambicioso y dotado director. Lo demostró hace unos años con su biografía del pintor Jackson Pollock. Sus más que buenas maneras quedan claras en Appaloosa. Es un western clasicista, que esquiva la etiqueta crepuscular, que con frecuencia recae en los últimos clásicos del género. No presenta pistoleros viejos, sino en plena forma y actividad. No es extraño, pues Harris sigue el mundo de Howard Hawks, que era de todo menos decadente. Como en las obras maestras del gran cineasta americano (Río Bravo, El Dorado, etc), se nos presenta básicamente una historia de amistad masculina amenazada por una mujer. Virgil y Everett son dos viejos compinches que alquilan sus pistolas al mejor postor. Son contratados por las fuerzas vivas de Appaloosa, un pequeño pueblo dominado por un ranchero despótico, para que les libre de él. Nombrados agentes de la ley de la localidad, su vieja amistad se resiente cuando aparece una aparentemente decorosa dama. El aspecto hawksiano del film se refuerza en algunas escenas emblemáticas sacadas del acervo del gran maestro que nos hace pensar que Harris va a hacer una nueva versión encubierta de Río Bravo. Y los aspectos de comedia con la guerra de sexos que siempre fue otro de los grandes temas de Hawks.

 

            Pero Harris demuestra tener personalidad propia en su película, y sabe usar los referentes pero recrearlos a su manera en este Western muy Western, pues los aficionados al género quedarán satisfechos. Hay tiroteos, persecuciones e incluso indios, los grandes ausentes de los últimos filmes del Oeste. El director y protagonista rueda con precisión y le da un final lógico y agridulce a su historia, que no obstante se halla contagiada del vitalismo que desprenden los grandes clásicos antes de que Leone y Peckinpah lo reescribieran todo. Lo mejor es que Harris no tiene miedo a rodearse de grandes actores que le pueden hacer sombra. Viggo Mortenssen, que tras sus experiencias con Cronenberg se afianza como actor film a film, Jeremy Irons como el ranchero y Lance Henriksen como un cazarrecompensas. Pero lo mejor es que consigue que la habitualmente sobreactuada Renée Zellwegger se centre en su complejo papel y dé lo mejor de si misma.