La SGAE estará contenta con Rastro oculto, pues es un film que trata de los demonios de internet, en la mejor tradición de los informativos sensacionalistas. La presidenta de la Academia de Cine verá acunadas sus dudas de para qué queremos ADSL si no es para pecar contra los derechos de autor. Para los responsables del film la red de Babel es únicamente un refugio de descerebrados que sacian sus ansias sádicas con videos de todo pelaje, desde accidentes hasta palizas grabadas con móviles. Nada de las ventajas que da en comunicación e intercambio de sana información.
El film sigue la tradición de los thrillers morbosos puestos de moda por Seven. Trata de un psicópata que monta una peculiar web. Secuestra gente y los mata lentamente en directo por internet. Cuanta más gente visite la página virtual más rápido morirá el sujeto en cuestión. Esto atrae a un grupo conjunto formado por una unidad del FBI experta en delitos cibernéticos y a la policía de Portland, que investigan. Cuando uno ve el film le dan ganas de tirar el ordenador, dadas las perrerías que te pueden hacer desde ellos mentes malévolas. Inverosílmente, se nos dice que el FBI, con todo su poder, no tiene medios de cortar o controlas las emisiones, cuando según la lógica del film cualquier pringao desde cualquier sótano con un buen portátil hace lo que le da la gana. Peor es que la película se hace trampa a sí misma. Al final el psicópata asesino, con una afición a montar artefactos torturadores dignos de su colega de Saw, tiene una razón para tanta muerte exhibicionista que pasa, precisamente, porque fue afectado por los vídeos de internet. El que el malo de la función lleve el moralista y reaccionario mensaje del film no deja de ser sorprendente.
Además, Gregory Hoblit, experto en thrillers que ofertan más que lo que dan, como Fracture o Las dos caras de la verdad, tampoco sabe elevar el film sobre la rutina y sus trampas, con lo que el resultado final es bastante pobre. Y como hicimos en la reseña de Jumper, pedir que la maravillosa Diane Lane, una mujer que en Rastro oculto debe conciliar la vida laboral de agente del FBI con la maternidad, tenga de una vez un papel a la altura de su maduro talento.