Lo mejor de Rise: cazadora de sangre es la negativa de la protagonista, Lucy Liu, a convertirse en un vampiro. Frente al proceso automático de conversión en un Nosferatú de otros filmes, la protagonista se resiste. La asquea ser una chupasangre y asumir que a partir de ahora la sangre será vida. Su lucha interna y su definitiva aceptación es lo más salvable de este film, en parte por la buena interpretación de Lucy Liu. Los vampiros en este caso siguen manteniendo características humanas y no tienen colmillos, debiendo abrir las venas a mordiscos, como caníbales. La violencia que tienen que ejercer los acerca a la violación pura y dura. No nos encontramos ante Nosferatús sofisticados, sino ante seres muy carnales y con un modo de proceder muy físico.
Lo malo es que el resto de la película no está a la altura del diseño de sus villanos y de las turbaciones morales de su protagonista. Es un cómic en el peor sentido de la palabra, lleno de situaciones arbitrarias y mal resueltas. No queda claro por qué razón las víctimas de los vampiros son tan selectivas, y algunos se convierten en Nosferatús y otros no. Tampoco sabemos muy bien quienes son ese grupo que ayuda a la protagonista y le pone en la pista de los que la “mataron” para vengarse. Ni el motivo por el cual Lucy Liu pasa de ser una afable periodista a una superheroína exterminadora de vampiros tan letal. No hemos visto en ningún momento su entrenamiento.
Aunque a uno lo que le pone triste de Rise: cazadora de sangre es ver al gran actor Michael Chiklis en un papel tan devaluado. Un personaje gratuito, que se supone va a ser fundamental y acaba siendo meramente funcional. Chiklis es más conocido popularmente por ser La Cosa en los filmes sobre Los 4 Fantásticos, pero exhibe mejor su hipnótico talento en la no menos hipnótica serie The Shield. Pero aquí, en un personaje parecido a su tenso policía televisivo, se le nota demasiado que no le interesa la fiesta de sangre que se monta a su alrededor. En cualquier caso, la película demuestra que los vampiros no pasan de moda, al ser la segunda que se estrena en un mes sobre este tema tras 30 días de oscuridad.
Hombre, desde Cristopher Lee ha cambiado algo la cosa… pero yo casi que me sigo quedando con él.