Parking 2 es un título engañoso. En esta época donde la secuelas surgen como las setas tras la lluvia un espectador despistado puede pensar que se trata de la segunda parte de un film precedente. Pero no, el número del título indica en nivel del aparcamiento subterráneo donde transcurre gran parte de la acción.
En principio, es una clásica película de psicópata acosador de chica guapa, pero ofrece algo más. Puede que la explicación esté en que Alexandre Aja, uno de los nombres más interesantes del gore actual, autor del nada desdeñable remake de Las colinas tienen ojos, figura como productor de la cinta. La cosa va de una joven ejecutiva que vive entregada a su trabajo, incluso en Nochebuena. Una serie de cambios en unos contratos de última hora la tienen hasta tarde en su despacho. Al salir y coger el coche en el parking la secuestra el guardián del mismo, un psycho de manual que la ama en silencio y le da la fiestas. El enfrentamiento entre ambos marca la trama.
Esta se halla rodada con agradable funcionalidad. No se abusa de la acción física y si del choque psicológico entre ambos. Pero hay apuntes que enriquecen la película, como la constatación de la soledad de la chica. Aunque parece socialmente integrada, más que su chiflado captor, una llamada a su familia que la espera para cenar demuestra que en el fondo puede desaparecer los días que haga falta. Nadie la echará de menos. Parking 2 no es una obra maestra, ni mucho menos, pero los amantes del género echarán un rato entretenido en una película que los trata de forma más adulta de lo que es habitual. Eso si, confirma algo que algunos intuimos cuando vimos a Wes Bentlley como el hijo del marine en American Beauty. Que ocultaba en su tierno físico un temible psicópata.