La barbería de los horrores

En Tito Andrónico de Shakespeare, un auténtico catálogo de horrores pocas veces superados en su desesperanza vital –uno piensa en Quiero la cabeza de Alfredo García, la obra maestra de la negrura de Sam Peckimpah-, uno de los platos fuertes es el canibalismo indirecto. El vengativo protagonista de la obra, Tito, le da a comer a la instigadora de la violación y mutilación de su hija sus propios retoños bajo la forma de unas apetitosas empanadillas. Sweeney Todd, el musical de Stephen Sondheim que ha adaptado Tim Burton, tiene la misma idea. Para deshacerse de los cadáveres provocados por la vesania del barbero encarnado por Johnny Depp, su cómplice la señora Lovett los reconvierte en unas empanadas que se convierten en un éxito. El público que las devora no sabe su cruel secreto.            

Esta coincidencia entre el brillante compositor y el bardo de Strattford no parece casual. Tito Andrónico y Sweeney Todd están protagonizadas por hombres cuyo mundo se hunde debido a turbias conspiraciones y reaccionan con una venganza implacable que acaba destruyéndoles, al consagrar su vida a la muerte de una forma que cae en lo psicótico. A Sondheim le gustan los retos fuertes con obras polémicas. Tiene una, Assassins, sobre los cuatro magnicidas estadounidenses. En Sweeney Todd adaptó musicalmente la obra de Christopher Bond sobre un confuso personaje mitad histórico mitad leyenda, inscrito en el gótico británico con letras de oro. Es por cierto otro rasgo que une a Sondheim y a Shakespeare: ninguno usa argumentos originales y fagocita los de otros. Sweeney Todd es un brillante musical pero algo anticuado en su concepción. Temas como Pretty Women se han convertido en standards que han interpretado varios cantantes. Pero es muy escénico y no sigue la corriente moderna de canciones que comentan la trama o la hacen avanzar, como en Chicago por ejemplo. Es el clásico musical donde la acción se detiene para que los cantantes se luzcan. Eso hace que su adaptación cinematográfica se resienta.             T

Tim Burton tiene que luchar contra este handicap. Su versión empieza titubeante, dependiendo demasiado de la música. Otro problema es que la adaptación de los temas no es buena, ni en orquestación ni en cantantes. Depp, Bonham-Carter y Rickman recitan muchas veces, con lo que se pierde fuerza. La excepción la pone Sacha Baron Cohen, el antiguo Borat, que si le da a sus cantables la gracia necesaria. Pero el film va de menos a mas, tal vez relacionado con que la parte musical se elide en el último tramo, donde Burton toma las riendas. Y el resultado es sorprendente. Más de uno ha relacionado la imagen emblemática de Sweeney Todd, Johnny Depp con la navaja alargada, con Eduardo Manostijeras. Pero entre ambos títulos hay un mundo. Eduardo corta césped para ser admitido socialmente y el barbero de la calle Fleet rebana cuellos sin piedad. Mucho se ha perdido por el camino. No hay nada de la poesía gótica de Burton por ningún sitio, sino, volviendo a Tito Andrónico, una desesperanza y una negrura vital ausente hasta la fecha en el director. Sweeney Todd acaba siendo un film de horror (no de terror: de horror) sanguinoliento y de una crueldad moral desarmante.            

 La pregunta si como le pasa a muchos creadores al llegar a cierta edad la mirada de Burton se ha endurecido con la vida. El tiempo dirá si Sweeney Todd es una rara avis en su carrera o si va a ser para su filmografía lo que Psicosis significó para Hitchcock, el inicio de una radicalización temática y formal hacía los lados más oscuros de la existencia. Por de pronto ahí está. Acabaré con dos curiosidades. Una es la pedante que tiene que tener todo crítico de cine que se precie, pero no se si alguien ha reparado en la similitud entre el decorado donde Todd comete sus crímenes y la buhardilla donde Robert Mitchum victima a Shelley Winters en La noche del cazador. Hasta el gesto de alargar el brazo y mirar la navaja es similar. La segunda es una rareza de esas que el fascinante mundo de internet te permite. El caso es que bicheando en Youtube me he topado con un vídeo de la versión teatral catalana de Sweeney Todd que se hizo hace unos diez años con Constantino Romero y Vicky Peña.  Se lo dejo aquí. Si tienen algo de paciencia con la lengua de Maragall verán una excelente versión de Pretty Women.

2 Responses to La barbería de los horrores

  1. hermanastra dice:

    Las Empanadas con Encefalopatía Espongiforme ganan puntos como parte integrante del imaginario inglés. Qué fascinante país -en serio lo digo-.
    Por cierto, que ese nombre, en sigla y todo (EEE) podría ser aplicado a algunas de las ideas de mis Super Superiores. Muchas veces de la mano, por supuesto, de otra sigla de letra triplicada: PPP (Patéticas Presentaciones en Powerpoint). Así, tendríamos una sesión de EEE en PPP.
    En fin, a lo nuestro. Gracias por ilustrarnos, señor Alcancero. Sólo apuntar que me sorprendió gratamente la actuación de Johnny Depp.

  2. alcancero dice:

    Pues sí, está espléndido. Quien lo iba a decir, al final va a aprender a interpretar y todo.

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