Pequeña Miss Sunhine, Pequeña Miss Sunshine, cuantos crímenes se cometen en tu nombre. La gran sorpresa indie de hace dos años, en este caso merecida –aunque a sus dos autores sólo les ha valido para hacer Diario de una niñera– ha abierto una brecha en el cine americano. En el fondo, la película hablaba del reencuentro consigo misma de una disfuncional familia, un mensaje muy poco corrosivo. Pero el estilo con que lo hacía y su prodigioso guión la elevaban muy por encima de un telefilme de domingo tarde en Antena 3.
Viene esta introducción a cuento de Juno, que dos años después parece repetir la jugada. Escrita por una señora que atiende al gozoso nombre de Diablo Cody, antigua stripper y empleada de líneas eróticas, dirigida por Jason Reitman, autor de la sorpredente Gracias por fumar e hijo de Ivan, el director de Ghostbusters, también habla de disfuncionalidades. En concreto, la de una chica de 16 años que se queda embarazada y decide buscar a unos padres de adopción, que resultan ser unos yuppies demasiado perfectos. Al menos en apariencia. Esto y la entrada de Juno en la final de los Oscars, aspirando a los premios gordos, han invocado el espíritu de Pequeña Miss Sunshine, pero vista la película uno cree que en vano. El aclamado guión de Cody es más hábil que bueno. Carga todo el peso en su protagonista, una sorprendente Ellen Page, la niña de Hard Candy, capaz de darle la sorpresa a Julie Christie y quitarle el Oscar, con un personaje que a veces es cargante. Frente a ella, todos los demás actores son satélites, en algún caso demasiado desdibujados, como los padres de la chica, que uno cree merecen más cancha dada la situación. Lo peor, empero, es que Cody se hace trampa a si misma, pues no sabe rematar bien la historia. La relación entre la embarazada y los futuros padres se interrumpe bruscamente y la conclusión que saca la chica es decepcionante. Para finalizar la trama de una manera tan convencional no hacía falta montar el aparataje de una presunta comedia dramática transgresora.
Porque Juno es una película bastante conservadora, a pesar de sus apariencias. Antiabortista, defensora del rol supremo de la mujer como madre, apoyando que los chicos deben estar con sus chicas sin tonterías, etc. Uno cree que su único aspecto interesante ha sido un error del dúo Cody-Reitman. La niña parece muy madura tomando sus decisiones, pero en realidad muestra su inexperiencia de la vida y una gran inconsciencia, la de la juventud que no valora las consecuencias de sus acciones. Pero esto se debe más a un fallo en la caracterización del personaje que a una estrategia consciente, me temo. Sin embargo, tras ver Juno, uno piensa que tal vez pueda colar y dar la campanada en los confusos Oscar de este año.
Lo que cuenta parece un remake de «Adios cigüeña adios» de Manolo Summers.