Expiando pasiones para los Oscars

No he leído Expiación, de Ian McEwan, aunque una amiga muy fiable en esto de la literatura habla maravillas de ella. Puede que haya que acudir a la fuente original para disfrutar de esta historia sobre escritores verídicos y ficticios, ya que la adaptación es bastante fallida. Se nota mucho que es un film pensado para los Oscars y esta llena de golpes de efecto para impresionar a públicos y votantes. Demasiado autoconsciente a veces para resultar efectiva.

             Sin embargo, no es un film del todo despreciable, pero va perdiendo fuelle a medida que avanza. Tiene un magnífico y morboso arranque, con ese verano británico tan lleno de pasiones subterráneas como una pieza de Tennesse Williams. Hay un buen juego narrativo entre lo que ocurre de verdad y lo que monta la imaginación de la adolescente Briony, que siente la tentación de llevar a la vida práctica su imaginación de escritora en ciernes. Pero en el segundo segmento de la película todo empieza a estropearse. Hay un cambio de tono de lo mórbido a lo desesperadamente romántico que hiere a la trama, lleno de cosas tan gratuitas como ese plano secuencia de las playas de Dunkerque, abarrotadas de soldados ingleses esperando la evacuación. Espectacular pero que no aporta nada, en esa deriva que decíamos de montar un film para los Oscars. Claro que todo hay que revisarlo cuando llegamos al final de la cinta. Uno de estos desenlaces que obliga a repasar todo lo visto desde otro ángulo, tan de moda en el cine, y que puede que en la novela sea impresionante, pero en la película resulta insuficiente. A estas carencias se une la presencia de Keira Knightley, con la que este Alcancero reconoce tener un problema personal. Tal vez sea la actriz del momento, pero para mi que sólo tiene un mohín de asco en la cara que es su único recurso. Todo ello hace que Expiación sea un film insatisfactorio aunque puede ser uno de los del año recién iniciado, pues contiene ingredientes para captar públicos que pueden ver más allá de lo que ofrece de verdad la película.

2 Responses to Expiando pasiones para los Oscars

  1. Microalgo dice:

    Bueno, en Cold Mountain se abusó de lo mismo, ¿no? Y al Alcancero, en desacuerdo con esta ignota microalga, no le pareció mala película. A mí me pareció deplorable, con ese malo albino que le pegaba a las viejecitas (como los malvados de Mel Brooks en «sillas de montar calientes») y unos diálogos que podría haber escrito una salamanquesa al pasearse por un teclado.

    Buejh.

  2. Academia de Ociosos dice:

    Ya que no me debo a la mesura crítica del Alcancero, sino a mis euros de espectador, diré a los lectores que, para mi gusto, se trata de una auténtica porquería de película. Una película absolutamente pésima. Cuanto menos.

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