Asesinatos matemáticos

Los crímenes de Oxford es de estas historias que ya cuenta con la complicidad del público de antemano. Independientemente de que haya quien conozca la trama propuesta por el argentino Guillermo Martínez en su novela Crímenes imperceptibles, los que vayan a verla están dispuestos a tragarse una trama llena de giros, sorpresas y un soporte filosófico que intente trascender la intriga.

Martínez es matemático de profesión, y pone de protagonistas a dos de los suyos, dos talentos de las ciencias exactas –un alumno y un veterano profesor- para resolver una cadena de misteriosos asesinatos en serie. Como en el caso de Expiación, Alcancero no ha leído la novela, y no sabe si en el libro original está mejor trabada la historia. En el film, todo resulta un tanto farragoso. De la Iglesia es buen director, pero las parrafadas que sueltan sus personajes de vez en cuando le vienen grande. Al madrileño se le da mejor la acción que la reflexión, que duda cabe, y en una película tan deudora de la filosofía hace que escore peligrosamente. En el fondo lo que se ventila no es quien es el asesino, sino si la matemática puede aspirar a dominar la realidad, el viejo sueño de la ciencia de los números. En esta aventura los dos matemáticos comprobaran lo que sabemos los seres humanos más pragmáticos: que el azar y la casualidad son los que controlan nuestras existencias, no la lógica.

Pero ya hemos dicho que a Alex de la Iglesia se le atasca este aspecto del asunto, lo que daña su filme dolorosamente. Tanta parrafada hace que a la película le falte aire, a lo que se añaden algunos otros problemas. Los personajes acaban siendo los típicos que subsisten en función del artificio de la trama, como si no tuvieran personalidad propia más allá de sus planteamientos (incluso el gran John  Hurt está sobreactuado). Algunas cosas suenan a arbitrarias. Es poco creíble, por ejemplo, que Elijah Wood tarde tanto en descubrir lo que debería ser muy obvio para un matemático tan brillante, por ejemplo. Todo esto hace que Los crímenes de Oxford, a pesar de su planteamiento brillante y su insólita conclusión, resulte un film fallido que se pierde demasiado en su propio discurso y le falta la agilidad que es la mejor seña de identidad de Alex de la Iglesia.

2 Responses to Asesinatos matemáticos

  1. Microalgo dice:

    Vale, vale. Todo lo fallido que quiera. Pero ver a la Watling vestida sólo con un delantal le alegró la tarde a esta microalga obscena. Que es que Leonorcilla está para arrancarse la cabellera en plan autocomanche (el que la tenga) (la cabellera, la otra la tiene pillada el Drexler, según creo).

  2. Academia de Ociosos dice:

    Este es un ejemplo de cómo tan sólo la publicidad de una película, y sobre todo su absolutamente fallido slogan (¿era el día de los niños en la promotora?) pueden hacer a este Académico ahorrar unos eurillos. Ni la maravilla de la Watling ha sido capaz de arrastrarme a verla, que ya es decir… y es que las paranoias del Alex, junto a ver a Frodo ahora en Oxford liado con crímenes, me es muy fuerte la verdad….

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