La protagonista de Deseo, peligro va al cine y llora en la oscuridad de las salas. Como vive en los años 30-40, ve melodramas del Hollywood clásico. Ang Lee, el director más inquieto de la actualidad junto con Michael Winterbottom, al que le une el no estar mucho tiempo en el mismo sitio cinematográfico, revisa en su última película ese género: los melodramas río –la película dura dos horas y media-, pasionales, ambientados en grandes momentos de la historia, con personajes que intentan combinar sus vidas privadas con los acontecimientos que les ha tocado vivir y que marcaran sus existencias inevitablemente. Pero el taiwanés errante es listo y sabe que los amores en tiempos de guerra ya no pueden tener en este tercer milenio la nobleza, pongamos, de Casablanca. Deseo, peligro es oscura, cruel y desesperanzada. Es un nuevo eslabón de una cadena de filmes donde Ang Lee se dedica a subvertir los géneros.
Básicamente es la historia de una resistente china a la ocupación japonesa del Celeste Imperio en la Segunda Guerra Mundial que tiene la misión de aproximarse a un colaboracionista de los nipones para posibilitar su asesinato. Bajo este planteamiento late una compleja trama llena de matices. Hay una variante de maduración personal. El grupo de jóvenes resistentes tiene que pasar del idealismo a su formulación práctica, lo que resulta chocar con la realidad de un trabajo sucio. Cierta sangrienta muerte –que parece por cierto haber llamado menos la atención que las escenas eróticas- es el punto de inflexión. La importancia de las misiones hace que las personas acaben siendo peones, del mismo modo que acaban esclavos de sus sentimientos. Entre la joven resistente y su víctima nace la pasión. Pero Lee no tira por el camino fácil del amor puro entre ellos, sino que opta por presentar una relación casi patológica, asumiendo un riesgo mayor que en su algo sobrevalorada Brokeback Mountain, que no dejaba de ser un convencional melodrama de amores imposibles independientemente del sexo de sus protagonistas.
Y también Deseo, peligro es una película sobre las apariencias, y todo lo que bulle bajo ellas. Como en Ser o no ser, hay un grupo de teatro que utiliza sus talentos para la conspiración. La protagonista finge ser otra persona ante su víctima y esta es todo un personaje, excepcionalmente encarnado por Tony Leung, el actor fetiche de Won Kar-Wai. Su colaboracionista es un hombre reprimido, violento, con un romanticismo perdido en alguna parte de su ser que se manifiesta de forma retorcida. Son magníficas las escenas de las partidas de mahjong, con ambos esquivándose las miradas como ejemplo de lo oculto de su relación.
No hay vaqueros homosexuales que generen escándalo en Deseo, peligro, pero es la película más compleja rodada por Ang Lee. No será tan cacareada, pero es mucho mejor. Eso sí, su desesperanza vital y su asunción del melodrama hasta el final no la hace muy apropiada para las navidades. Igual la distribuidora se ha equivocado estrenándola en estas fechas, donde el alud de blockbusters puede marginarla.
Pues parece interesante, esta. ¿Es apreciación mía, o Ang Lee tiene tendencia a acabar trágicamente las cosas?
Ang Lee es realista. Sabe que casi todo en la vida acaba saliendo mal.
Muy buena. Aparte de todo lo dicho, me encantó la fotografía, la ambientación, el vestuario, y ese aire europeo de entreguerras de Sanghai. Fui a verla en parte animada por su crítica. Gracias